martes, 12 de junio de 2012


6
War.

¿Cómo era posible que estuviera sucediendo aquello?
El muchacho al que War había atravesado de par a par con su espada se encontraba nuevamente de pie, como si no se quisiera dar por vencido, había cerrado el portal de los demonios Abirons con una espada irregular que parecía tener la habilidad para sellar las capacidades mágicas.
Pero aun así era inaudito que alguien de la calaña de un simple humano, hubiese derrotado su estrategia de aquella forma; en el ultimo momento antes de que el ultimo demonio fuese derrotado el portal se había cerrado impidiendo así que los monstruosos seres infernales volviesen a aquella azotea y rematar el trabajo sucio de la Trinidad.
Sin embargo allí había algo que seguramente interesaría más a aquel que los dirigía entre las sombras; al hombre llamado Gabriel.
Era algo que se había extinguido hacia milenios en la ultima de las guerras entre cazadores de almas y seres sobrenaturales; en aquella misma guerra en la que el y sus hermanos habían sido convocados para luchar al lado de la Trinidad, y tras ser convocados los cuatro fueron ligados a la Trinidad, haciendo así todo lo que ellos deseasen.
El hombre con la armadura sonrío bajo el yelmo, y ante el y su corcel se abrió un portal infernal, el cual cruzo dirigiéndole una ultima mirada a los cazadores de almas, lo habían echo muy bien para tratarse de unos simples adolescentes, pero War estaba seguro de que en aquel lugar había alguien mas que movía los hilos, aun así, no se preocupo y cruzo el portal, cerrándolo tras de si mientras la noche en la urbanización de Eucaliptos dos volvía a la tranquilidad de la noche.

Quinto capitulo *^*


5
En un momento de desesperación.

Ángel salto a un lado. La espada del Jinete casi le rozó el rostro, dejándole una sensación de miedo y terror en el cuerpo. El hombre de la armadura se desmonto rápidamente del caballo y volvió a alzarla sobre él, pero en esta ocasión fue la espada corta de Ángel lo que se interpuso entre ambos.
El Jinete entorno un poco los ojos y aquella fue la oportunidad de Ángel para asestarle un golpe ascendente con la espada larga; la cual desenvaino veloz como un rayo, pero el Jinete salto hacia atrás esquivando así el ataque del muchacho.
-Caballero, creo que no nos han presentado, mi nombre es Ángel Suárez, Cazador de almas, y mi trabajo consiste en impedir que cosas tan feas y abominables como usted que se esconden tras una armadura destruyan a la humanidad-dijo el muchacho mientras hacia girar en su mano la espada corta.
El hombre de la armadura no dijo nada. Simplemente se movió rápidamente y con una agilidad increíble; a pesar de tener esa tosca armadura, sin hacer un solo ruido, lanzando un ataque hacia la derecha. El moreno detuvo el filo de la espada del Jinete a pocos centímetros de su pecho con la espada corta y lanzo un golpe ascendente con la mano izquierda en la cual sostenía la espada larga, golpeando la armadura negra del Jinete; el cual sorprendido lanzo una exclamación de dolor, como si la armadura fuera parte de su cuerpo esta comenzó a sangrar un extraño liquido verdoso.
-Puajj, que asco macho, que en vez de sangre tienes mocos.
-Pagaras cara tu osadía, humano-La voz de ultratumba de aquel ser hizo que le diera un escalofrío que le recorrió de arriba a abajo.
El muchacho con el miedo en el cuerpo pero conservando aquella sonrisa que siempre mostraba se lanzó hacia adelante y descargó ambas espadas contra el Jinete. Pero este esquivó su ataque golpeando con su brazo izquierdo las espadas; las cuales con el tacto de la piel del hombre fueron rodeadas por sombras que las destrozaron por completo dejando a Ángel indefenso frente a aquel mastodonte de persona.
-Esto-dijo el chico arrastrando la palabra y saltando hacia atrás para evitar que la espada del Jinete, la cual caía directa a su cabeza le diese de lleno-Oye ¿es que no sabes que esas cosas cortan?
-Aquí el único que parece no entenderlo eres tú, cazador de almas-La voz de ultratumba resonó en la cabeza del muchacho, pues en un simple parpadeo el Jinete había desaparecido- Crees que ,porque, eres lo que eres, puedes darme caza a mí, al señor de la guerra, que digo señor, yo soy la misma guerra, soy mas antiguo que todas las inútiles razas que están poblando este mundo, escondiéndose de los humanos por la simple razón de que los cazadores de almas se creen superiores por ser la autoridad entre ellos-Ángel se giro a tiempo y rodó a un lado esquivando así la espada que se dirigía a su abdomen y cuando se preparaba para lanzar un puñetazo directo a la cara de su agresor , pero en el último instante el hombre de la armadura volvió a desaparecer.
-Los cazadores de almas solamente guardamos el equilibrio, e impedimos que los demás traten de ser un peligro para los humanos normales-comento el chico mientras se relajaba concentrándose en los sonidos de su alrededor.
-Ohh, si claro lo olvidaba, los grandes cazadores de almas siempre tienen cierto numero de seguidores que se unen a su causa, es decir equis especies de cada una, sin embargo me resolverías una pequeña duda, cazador de almas-Tras aquellas palabras el hombre apareció a varios metros de Ángel, en su mano ya no portaba la espada, se encontraba desarmado al igual que Ángel.
-Si puedo lo haré- Comento el chico bastante sereno.
La risa del hombre de la armadura, resulto espeluznante. Tanta que el muchacho no pudo ver que lanzaba un puñetazo al aire y algo golpeo el pecho del chico mientras escuchaba miles de gritos de auxilio, como si de una guerra se tratase y las penas de todos los combatientes y muertos le golpeasen de lleno con un furioso puñetazo.
Al caer al suelo el moreno sintió el sabor de la sangre en su boca, había sido un golpe muy fuerte y encima no había podido esquivarlo. Antes de caer al suelo, notó como una mano se aferraba a su cabeza apretándola con tanta fuerza que parecía que lo iba a exprimir.
-Maldito bastardo-susurro el chico observando al Jinete el cual tenía en sus ojos un brillo sádico.
-Antes de matarte te haré la mayor de las preguntas chico, aquella que lleva martilleándome la cabeza desde que te paraste enfrente de mí observándome con esos ojos castaños, esa mirada llena de determinación, pero a la vez de miedo, nunca te has enfrentado a una criatura como yo, que escapa de toda lógica, por esa razón le dijiste a la chica que se largase, porque no querías que viese tu muerte.
-Le dije que se fuera porque ella al contrario de mí, tiene un mundo por delante que descubrir-dijo el moreno entre dientes.
-Si ya, la política de salvar al mas débil, en este caso creo que tus amiguetes deberían de dejar de enfrentarse a esos demonios Abirons y venir a rescatar a su compañero-le susurraba el Jinete mientras acercaba su rostro mas al del chico y cada vez apretaba mas la cabeza de este.
A Ángel el dolor en la cabeza le era insoportable pero aun así seguía mirando sereno al Jinete, podía a su vez oler en el aire un extraño aroma a azufre y muerte, seguramente causado por aquel ser.
-Deja de andarte por las ramas...
-Oh es cierto lo olvidaba, mi pregunta es la siguiente cazador de almas-dijo el hombre mientras en su mano izquierda se materializaba entre sombras y llamas rojizas la espada-¿Que eres tú?
Y tras aquellas palabras que Ángel no comprendió en absoluto, sintió como el frío acero de la espada del Jinete se clavaba en su estomago atravesándolo de par a par. A su vez sintió como la hoja de la espada era sacada de su cuerpo, se llevo las manos al estomago y pudo ver la sangre correr por sus manos, sintió como poco a poco todo se apagaba y se volvía oscuridad. Cayo al suelo y miro al celo nocturno, a pesar de todo sonrió.
-Que bonita noche-dijo a duras penas mientras sentía frío y todo se volvía completamente negro al alcance de su vista.


Saray corría escaleras arriba, sabia exactamente donde se libraba una encarnizada batalla gracias a los numerosos ruidos que solo ella en todo el edificio podía escuchar. Le faltaban a penas dos pisos para llegar a la azotea cuando un violento escalofrió le recorrió el cuerpo. Se quedo inmóvil durante unos segundos, sacudió la cabeza y echo a correr nuevamente azotea arriba; debía decirle aquello a los dos muchachos y buscar ayuda para Ángel.
Pronto llego a la azotea a tiempo para ver como un destello azul celeste quemaba los restos un ser humanoide. La chica se tapo la nariz, pues aquel olor a azufre y carne quemada le resultaba nauseabundo. Allí pudo ver a dos figuras que se defendían de un grupo de tres asaltantes humanoide; uno de ellos llevaba una lanza en la mano cuyo filo ardía en las mismas llamas que el destello que había podido observar instantes anteriores. Por otro lado el que se encontraba tras el golpeaba con tal fuerza a uno de aquellos seres que los hacia estallar con el contacto de sus puños.
Ella fue a decir algo pero pronto sintió algo a su espalda, con miedo se giro y pudo ver a una de esas criaturas, pegada en la pared con sus garras negras como el azabache. Lanzó un pequeño grito de miedo, pero automáticamente blandió la espada contra aquel monstruo, el cual parecía no temerla en absoluto.
En cuanto aquella criatura salto al suelo la chica se hizo hacia atrás esquivando así un zarpazo lanzado por el monstruo, y aprovechando que aquel ser se tambaleo levemente ella aprovechó para lanzarle un tajo al brazo que había extendido hacia ella.
El demonio retiro rápidamente el brazo y le enseño la boca llena de colmillos de manera amenazadora, sin embargo la muchacha seguía serena empuñando la espada.
-Chica retírate, deja esto a los profesionales-la voz del muchacho rubio la asusto y cuando se preparaba para lanzar una estocada hacia la cabeza del demonio por culpa de aquellas palabras su estocada se desvío lanzando un golpe al aire.
El demonio parecía estar sonriendo cuando lanzo un golpe hacia arriba con la garra de la mano izquierda y desarmando a la chica de un solo golpe.
El cuerpo le temblaba, no podía moverse y aquella criatura parecía reírse de ella mientras avanzaba.
Todo pareció ralentizarse a su paso, el demonio se abalanzo sobre ella intentando morderla. Pero se defendió lanzándole una patada de media luna a la cabeza, alejándolo solamente un par de pasos.
La criatura era persistente, nuevamente se lanzo hacia la chica con un gruñido, ella cerró los ojos con fuerza y pudo sentir un calambre en las manos. Al abrir los ojos frente a ella veía como se había levantado una especie de escudo mágico de color azul celeste quela protegía del impacto de la criatura; la cual trataba de destrozar la barrera con zarpazos.
-Sal de ahí-exclamo la voz del muchacho rubio con bastante seriedad, pero Saray pudo ver por el rabillo del ojo que uno de los seres humanoides lo mantenía ocupado mientras el que se encontraba frente a ella seguía tratando de alcanzarla.
Escucho un crac, y ahí supo que el escudo no aguantaría demasiado mas, tenia que hacer algo, sin embargo su espada estaba demasiado lejos y tratar de forzar un combate cuerpo a cuerpo podría ser inútil para ella, no sabia porque exactamente, pero se sentía agotada física y mentalmente, sin embargo hay seguía de pie tratando de que aquella bestia no la matase.
Se echo para atrás justo a tiempo para que el escudo mágico se destrozase por completo, tropezó con su propio pie y cayo al suelo.
Su corazón latía a mil por hora, debido al miedo; y en su cuerpo se manifestaba el terror con temblores, miro a la criatura que avanzaba hacia ella y parecía sonreír con aquella boca llena de colmillos que abría cada vez más para devorarle.
Definitivamente ella estaba completamente desesperada, no sabia que hacer estiro las manos mientras lanzaba un grito y todo se volvió confuso por un instante sintió como si toda la humedad del ambiente se posara en la palma de su mano derecha y de esta saliese un chorro de agua a presión que impacto contra el demonio lanzándolo hacia atrás con un gruñido ahogado.
El demonio impacto brutalmente contra la pared de la azotea y cayo al suelo completamente empapado.
<< ¿Qué ha pasado?>> se pregunto la muchacha mientras observaba la mano derecha, alzo la vista hacia la criatura y pudo verla completamente erguida hacia ella, moviendo el cuello desesperadamente y clavando así las garras en el suelo y lanzando un poderoso y nuevo gruñido se lanzo hacia la chica, esta vez esquivando la lanza del muchacho rubio, el cual se había librado al fin del demonio que lo retenía. Saray trato de volver a lanzar aquel chorro de agua pero de sus manos no salió nada, y el demonio se encontraba demasiado cerca de ella.
Esta vez ya no habría más milagros que la salvaran de aquella criatura. Una brisa de aire golpeo con bastante fuerza a la criatura y esta salió volando contra el portal que escupía llamas infernales en el centro de la azotea. Saray busco con la mirada y pudo ver al moreno, se encontraba sereno observando la situación, en su abdomen había un enorme tajo que lo atravesaba de par a par, cosa que hizo que Saray lanzase un grito de terror, aquel hombre había herido de esa forma a su amigo, sin embargo si él se encontraba allí quería decir que el muchacho había vencido.
-A buenas horas mangas verdes-dijo Ian, mientras empalaba al demonio con la lanza.
La chica no pudo evitar levantarse y tratar de dirigirse hacia su amigo el cual estaba bastante pálido, y eso en él se notaba bastante; pudo ver como el muchacho que luchaba con los puños se acercaba a Ángel y trataba de decirle algo, pero el moreno no dirigió ni una sola palabra a ninguno de los dos simplemente alzo la mano y susurro un nombre que a Saray le dio un escalofrío al escucharlo:
-Brillodeplata- Tras aquellas palabras en la mano del muchacho moreno mientras aparecía una luz grisácea la chica pudo ver como los demonios se apartaban de aquella luz y de como el mismo Sandro lo hacia también, este ultimo como si temiera aquel nombre.
Una vez desaparecido el brillo el muchacho portaba en su mano una espada japonesa con un sable de filo único curvado e irregular, sin punta, cuya belleza ensimismo a Saray, en la empuñadura había esculpida la cabeza de lo que precia ser un lobo, mientras que en su guarda recordaba a una flor completamente abierta, el filo de la hoja brillaba como si tuviese luz propia y reflejaba en el rostro del muchacho una cara que la muchacha nunca pensó que vería en alguien como él.
Mostraba ira y cólera.
En un abrir y cerrar de ojos el moreno se lanzo hacia el centro de la azotea y al primer demonio que se le cruzo por delante, lo golpeo con la parte roma de la espada alejándolo de él, y luego movió la espada con velocidad clavándola justo en el centro del circulo de convocación, el cual comenzó a contraerse una y otra vez hasta que desapareció succionando de aquella manera a los demonios Abirons que se encontraban en aquel lugar.
Tras aquel gesto Brillodeplata desapareció de la mano de Ángel y este cayo al suelo sentado y jadeando, perdiendo aun mas sangre mientras contraía su cara una y otra vez en muecas de dolor.
Saray preocupada fue a correr hacia el pero la lanza de Ian se interpuso en camino mientras desaparecía.
-No vayas aun, deberías saber que, en estos momentos no se encuentra emocionalmente bien que digamos.
-Se esta desangrando.
-Aun así no deberías ir- insistió el muchacho clavando sus ojos verdes en ella con seriedad.
Saray sin saber que hacer cerró con fuerza los puños, y se mordió el labio inferior hasta hacerse daño.
-Sandro, necesitaremos que venga él-dijo Ian mientras observaba al muchacho de pelo castaño; el cual sacaba rápidamente su móvil y hacia una llamada-.Ve ahora.
Tras decir aquellas palabras la muchacha echo a correr en dirección a Ángel, el cual se había tumbado en el piso de la azotea y posaba su mano sobre su estomago.
-¡Ángel!-exclamo ella mientras se sentaba sobre sus rodillas y lo miraba a los ojos.
-Heyy-dijo sonriendo el muchacho.
-¿Cómo puedes estar sonriendo en un momento como este?
-Fácil, si sonrío es porque ya una vez lo perdí todo, no podía dejar que eso pasara de nuevo- la voz del muchacho sonaba débil y cansada, pero sobretodo nostálgica, y poco a poco con una sonrisa en los labios el moreno cerro los ojos.
En los ojos de la muchacha comenzaron a aflorar las lágrimas, el chico estaba desangrándose y parecía tan contento que no sabía si debía sentirse triste o feliz, no sabia si su amigo, estaba muerto o vivo. Sin quererlo llevo una mano instintivamente a su cabello negro como el azabache y de punta y lo acaricio con cuidado y mimo mientras sus lágrimas caían sobre el rostro del moreno.
-Hace falta algo mas que una espada para matarle, créeme- la voz del chico llamado Sandro la sobresalto, ella sorprendida se giro rápidamente y pudo ver que llevaba en su mano una especie de probeta en la que un liquido verde comenzaba a cambiar de color a gris, se acercó al rostro de Ángel y abrió su boca con cuidado dándole a beber aquel brebaje. Una vez hecho eso el muchacho parecía haberse atragantado y su cuerpo se convulsiono durante unos segundos mientras la sangre dejaba de emanar de la herida impidiendo así que la hemorragia siguiese adelante.
-¿Qué has hecho?-pregunto ella con curiosidad limpiándose las lágrimas con cuidado.
-Evitar la muerte de un cazador de almas-contesto el mientras se ponía de pie.
Saray le miro, Sandro parecía una buena persona, y estaba segura de que su fuerza había sido en la que mas de una ocasión había salvado a Ángel de algún que otro apuro, sin embargo decidió esperar a poder juzgar tanto a Sandro como a Ian.
Y en la oscuridad de la noche mientras esperaban que algo sucediese, la chica observo el cielo estrellado en el que algunas estrellas se permitían el lujo de brillar.
-Que noche mas bonita… y extraña-dijo mientras volvía a dirigir su mirada hacia su amigo el cual parecía dormir tranquilamente.

sábado, 19 de mayo de 2012

Cuando abrió el segundo sello



4

Cuando abrió el segundo sello.”


Alexia observo a Nate mientras este se giraba, ella sabia que probablemente no se volverían a ver jamas, la discusión de los dos había sido lo suficientemente fuerte como para separarlos para siempre.

Y entonces cuando el se iba, ella pudo ver tatuado en su hombro derecho el dibujo de una serpiente devorándose a si misma.

-Uróboros.-dijo ella bastante sorprendida.


Y así Saray dejo de escribir, agarro los folios y leyó una y otra vez el ultimo párrafo escrito; se le había ocurrido por la noche y por aquella razón había puesto el despertador a las de la mañana para escribir aquel capitulo antes de ir a clase.

Dejo los folios sobre su escritorio y mordisqueo la tapa del bolígrafo durante unos segundos. Luego observo por la ventana; por donde pudo ver como los primeros rayos de sol comenzaban a bañar con su luz un nuevo día y sonrío ampliamente.

Se preparo para ir a clase en coche, su madre se sorprendió bastante al notar que su hija Saray estaba despierta y lista para ir al instituto,-No recordaba ninguna ocasión en la que su hija pareciera tan entusiasmada por ir a clase-.

-Oye Saray,¿Hay algo importante hoy en el instituto?-pregunto su madre extrañada.

-No, que yo sepa.-Vacilo ella en decir; sin embargo si que había algo importante ese día en el instituto.

Se trataba de que allí recibiría su primera clase de adiestramiento como cazadora de almas.

-Bueno pues despierta a tu hermana Bea y desayunad, que en veinte minutos nos marchamos..Su madre no había terminado de hablar cuando del baño salio su hija Beatriz, con el pelo castaño suelto y preparada para ir a clase.

-Esto ya me parece raro.

-Me despertó Saray a las seis y media para que me preparase.-se quejo la niña mientras se cruzaba de brazos y miraba con enfado a su hermana.

Y sin embargo Saray solamente le dedico una sonrisa y comenzó a pasear por la estancia, silenciosa.

Pudo ver que en la habitación de al lado se encontraba su hermana Estefanía, se encontraba durmiendo tranquilamente, ella ni siquiera se había dado cuenta la noche anterior de que su hermana había llegado. Con sigilo paso por delante de la habitación y de frente se encontró con la cuna de su hermano pequeño Víctor, el cual dormía profundamente.


Una vez su hermana y ella habían desayunado, su madre las llevo en coche hasta Telde, Saray tuvo que pararse antes que su hermana Bea para llegar a tiempo a clase y el resto del camino lo hizo a pie.

Cuando llego al instituto pudo ver que aun quedaba gente entrando y que no llegaría tarde en aquella ocasión, y eso le gustaba.

Cuando entro en el instituto busco con la mirada al muchacho moreno, pero no lo encontró y se extraño bastante, sin embargo pensó que ya se encontraría en clase.

Subió las escaleras del primer piso y desde allí pudo escuchar una melodía tocada a piano, le sonaba bastante, seguramente seria de algún grupo de música antiguo, pero aun así la música seguía sonando en todo el instituto.

La chica pudo ver como varias de las chicas corrían hacia el ultimo piso.

-Tía tienes que ver lo bien que toca el piano.

-¿Y has visto la guitarra?-Decían algunas chicas mientras subían a toda prisa por las escaleras.

<<¿Quien traería un piano y una guitarra al instituto?>>Pensó Saray mientras aceleraba el paso hasta el ultimo piso y una vez allí pudo ver que casi todo el instituto se reunía en la puerta de su clase; la gran mayoría eran chicas.

Una vez allí comenzó a escuchar la voz del moreno, este estaba cantando una canción que ya le sonaba bastante, se trataba de Don`t Stop Me Now, del grupo Queen.


Tonight I'm gonna have myself a real good time

I feel alive and the world turning inside out Yeah!

And floating around in ecstasy

So don't stop me now don't stop me

'Cause I'm having a good time having a good time


Cantaba el muchacho con una voz bastante melodiosa mientras, pudo observar Saray entra la multitud de la gente que tocaba las teclas del piano con suavidad y mimo, haciendo que la melodía de aquel instrumento acompañase su voz.

Al comenzar la segunda estrofa el muchacho comenzó a tocar las teclas con mayor velocidad y cantaba bastante motivado, haciendo así que casi todo el mundo comenzara a dar palmadas siguiendo el ritmo de la música.


I'm a shooting star leaping through the sky

Like a tiger defying the laws of gravity

I'm a racing car passing by like Lady Godiva

I'm gonna go go go

There's no stopping me


I'm burning through the sky Yeah!

Two hundred degrees

That's why they call me Mister Fahrenheit

I'm trav'ling at the speed of light

I wanna make a supersonic man out of you


Don't stop me now I'm having such a good time

I'm having a ball don't stop me now

If you wanna have a good time just give me a call

Don't stop me now ('cause I'm havin' a good time)

Don't stop me now (yes I'm havin' a good time)

I don't want to stop at all


En el instante que termino de cantar esa parte el chico agarro una guitarra eléctrica que se encontraba en el lado derecho de la mesa del profesor conectado a un altavoz y comenzó a hacer un solo de guitarra mientras saltaba sobre una sola pierna, lo que hizo que varios chicos lanzaran exclamaciones de admiración, pero donde mas le animo la gente fue cuando se había colocado la guitarra detrás de la cabeza y tocaba con la guitarra así.

Saray advirtió pronto que los ojos del moreno estaban clavados en ella y le dedico una sonrisa mientras seguía tocando la guitarra la cual dejo nuevamente y con gran velocidad al lado de la mesa para volver a tocar el teclado que estaba en la mesa del profesor y cantar nuevamente de manera mas animada.


I'm a rocket ship on my way to Mars

On a collision course

I am a satellite I'm out of control

I am a sex machine ready to reload

Like an atom bomb about to

Oh oh oh oh oh explode


I'm burning through the sky Yeah!

Two hundred degrees

That's why they call me Mister Fahrenheit

I'm trav'ling at the speed of light

I wanna make a supersonic woman of you


Don't stop me don't stop me

Don't stop me hey hey hey!

Don't stop me don't stop me ooh ooh ooh (I like it)

Don't stop me don't stop me

Have a good time good time

Don't stop me don't stop me Ah


I'm burning through the sky Yeah!

Two hundred degrees

That's why they call me Mister Fahrenheit

I'm trav'ling at the speed of light

I wanna make a supersonic man out of you


Don't stop me now I'm having such a good time

I'm having a ball don't stop me now

If you wanna have a good time just give me a call

Don't stop me now ('cause I'm havin' a good time)

Don't stop me now (yes I'm havin' a good time)

I don't want to stop at all


Una vez dejo de tocar el teclado la gente que se encontraba en aquel lugar lanzo vítores de admiración hacia el muchacho el cual pareció enrojecer levemente, mas de una chica había gritado algún que otro piropo, pero en ese aspecto el chico había pasado olímpicamente de todo.

Pronto un profesor se levanto de la mesa en la que se encontraba y alzo las manos mirando a los alumnos.

-Muy bien, se acabo el espectáculo, los alumnos que no sean de esta clase que se marchen de una vez a sus respectivas aulas.

La voz del profesor hizo que todos los alumnos; se dirigiesen a sus clases de bastante mal humor; sin embargo a Saray le permitió aquel gesto poder entrar al fin a clase.

Pudo ver que en el sitio donde normalmente se sentaba Estrella se encontraba Ángel, el cual había dejado su teclado y la guitarra eléctrica al fondo de la clase en unos estuches.

-Buenos días.-dijo el mientras la miraba sonriendo.

-Buenos días, estrella del rock.-bromeo ella mientras miraba al chico con una sonrisa bastante amplia y dejo su malta en el respaldo de la silla, sentándose ella a su lado.

-¿Que te ha parecido?

-Que tienes unos gustos musicales muy anticuados.

-¿En serio?

-Pues si.-Tras decir eso los dos jóvenes estallaron en risas mientras se giraban hacia adelante para poder prestar atención a clase.

-Por cierto.-susurro el moreno-.A la hora del recreo, empezaran tus clases.

Saray lo miro y asintió mientras sonreía ampliamente.


El tiempo paso bastante lento, en las dos primeras clases Ángel había estado por los pasillos del instituto esquivando a un grupo de chicas que no lo dejaban en paz, y ella se había quedado en clase esperando a la llegada del profesor, hasta que Rosemarie y Estrella fueron hasta donde ella se encontraba y la miraron sonriendo de manera cómplice.

-¿Que pasa?-pregunto ella nerviosa mientras miraba a las chicas.

-No te hagas la sueca Saray.-dijo Rosemarie mientras la miraba seria.

-¿Sobre que debería hacerme la sueca?

-Sobre Ángel y tu.-respondió Estrella, con una amplia sonrisa.

-¿Ángel y yo?

-No te hagas la tonta, sabemos que te gusta.-la voz de Rosemarie sonaba entre burlona y divertida.

Saray enrojeció de vergüenza, a ella no le gustaba Ángel, sin embargo era normal que sus amigas lo pensaran ya que el muchacho era demasiado atento con ella; normal después de haberla salvado dos veces de peligrosas criaturas del submundo.

-Es normal que te sientas atraída hacia él, ya que siempre esta pendiente de ti.-dijo Estrella mientras la miraba con una sonrisa comprensiva.

-Pero es que a mi no me gusta Ángel.-dijo ella mientras las miraba a los dos a los ojos.

Las dos muchachas se miraron entre ellas y sonrieron.

-Es posible, que nos hayamos confundido, lo sentimos Saray.-decía Estrella disculpándose en nombre de las dos, las chicas tomaron asiento al ver que por la puerta entraba el profesor de Lengua y Literatura, el cual había dicho que se relajasen todos.

Ángel entro varios minutos mas tarde acompañado del director del centro; el cual sonreía ampliamente.

-Este muchacho se encontraba hablando conmigo.-dijo el director mientras seguía sonriendo y Ángel se despedía de él con un apretón de manos y se dirigía a su asiento al lado de Saray.

-¿Ya te has echo amigo del director?

-Probablemente.-rió el muchacho con ganas, pero el profesor de Lengua y Literatura lo fulmino con una inquietante mirada.

-¿Que es tan divertido señor Suárez?-pregunto este dirigiéndole una mirada iracunda.

-Absolutamente nada, señor, siento haberme reído.-se disculpo el moreno mientras observaba a aquel hombre con cuidado y tranquilidad.


Tras la clase de Lengua y Literatura; a la cual Saray no pudo atender lo suficiente por culpa de lo que Rosemarie y Estrella le habían comentado.

¿Por que pensarían que le gustaba Ángel?

-Oye Saray.-la voz de Irus la saco de su ensimismamiento y le contemplo con curiosidad.

-Dime Irus, lo siento, estaba en mi mundo.-se disculpo la muchacha.

-Te he dicho que si ibas a bajar al patio.

-No hoy no, no me encuentro bien y ademas tengo que hablar con Ángel de un asunto.-dijo ella mientras observaba al moreno, el cual se encontraba en la pizarra agarrando la tiza y escribiendo sobre ella varias canciones de Queen y de Linkin Park y a la cual mas de uno prestaba atención.

-Ahora entiendo, el porque decían esas cosas Rose y Estrella.-dijo Irus sonriendo.

-¿Que cosas?-pregunto ella sobresaltada.

-Que Ángel te gusta.

-No me gusta Ángel-dijo ella apunto de cogerse un ataque de rabia, sin embargo pudo ver que Irus la miraba sereno como siempre que ella necesitaba que alguien la creyese-.Irus por favor créeme.

-te creo.-dijo el muchacho con una sonrisa y se despidió de ella con la mano mientras se dirigía al patio.


Pronto el aula se vació por completo y Ángel y Saray se quedaron completamente solos.

-Bueno pues eso, ¿estas preparada?-dijo el chico mientras sacaba de su bolsillo el mismo reloj plateado de la ultima vez.

-Lo estoy.-dijo ella sonriendo, bastante motivada.

-Pues allá vamos.-la voz de Ángel sonó bastante suave y cálida mientras apretaba aquel botón del reloj plateado y una luz del mismo color los rodeaba a los dos, trasladándolos a la habitación en la cual Ángel le había explicado sobre el origen de su posible capacidad mágica.

Cuando Saray abrió los ojos se vio en el interior de un circulo bastante amplio creado con llamas de color azul, frente a ella se encontraba Ángel, vestido con la gabardina negra que solía usar como cazador de almas, unos pantalones oscuros y unas botas negras.

-¿Cuando te has cambiado?-pregunto ella, pero pronto sintió una ligera tela que se acoplaba a su cuerpo con bastante soltura.

-Nos ha cambiado la magia, lo tuve preparado anoche, en cuanto llegáramos, puesto que disponíamos de cuarenta y cinco minutos de recreo decidí que usaríamos el equipo de entrenamiento, ropa cómoda.-dijo el mientras se quitaba la gabardina dejando ver una camisa corta de color blanco.

-Pero yo no se usar magia.-dijo ella mientras miraba el conjunto; se trataba de una camisa corta negra ceñida y bastante cómoda y un pantalón largo del mismo color, acompañado de unas botas negras.

-Los cazadores de almas no todos saben usar la magia, entre ellos hay Licántropos, vampiros, nigromantes, y demás razas del submundo-dijo el muchacho mientras se acercaba a ella y agarraba sus manos colocándola en una posición defensiva de algún arte marcial-.Pero antes de aprender a usar la magia, me gustaría enseñarte a defenderte cuerpo a cuerpo y con armas, luego, aprenderás a usar la magia.

-Vale.-dijo ella, no esperaba que los cazadores de almas supiesen luchar cuerpo a cuerpo, ya que, al único que había visto de aquella manera había sido al chico que impidió que Morgana la matase y la había cogido por el cuello.


Durante varios día Ángel la entrenaba de manera suave, pero cada vez que ella le iba a atacar con un golpe directo el muchacho siempre la detenía una y otra vez, y Saray comprendió que si aquello hubieran sido luchas en serio, habría muerto muchas veces. Pero Ángel no hacia ningún comentario al respecto de lo que la muchacha hacia mal, mas bien le mostraba que siempre había otros caminos, y de esos errores la muchacha aprendía.

Ella se obligaba en secreto, a subir a la azotea de su casa a entrenarse duramente hasta caer agotada.

Y así pasaron los días, hasta que por fin pudo vencerlo, y aquella sonrisa del muchacho se le quedo grabada en la memoria a la chica.

Había sucedido todo de manera bastante rápida, el muchacho había realizado hacia ella una finta, amagando de ir hacia el lado derecho, para luego golpear con una patada por el lado izquierdo, pero ella interpuso su brazo bloqueando así el golpe del muchacho e impidiendo de susodicha manera que el ataque avanzara mas.

En ese instante la muchacha había girado sobre si misma y haciendo de aquella forma un barrido con el chico, el cual cayó al suelo bastante sorprendido.

-Vaya estoy impresionado.-dijo el muchacho cuando la miro.

-Gracias, pero no ha sido para tanto.-dijo ella ruborizándose.

-Me has bloqueado, y luego me has vencido con un barrido, creo que eso es digno de admiración Saray.

-Me alegra.

-Bueno, pues ahora es momento de enseñarte a luchar con armas.-dijo el muchacho, chasqueando los dedos y el circulo de fuego azul alrededor de ellos desapareció por completo y Ángel la llevo hacia una puerta que se encontraba el uno de los laterales de la sala en la cual había una gran variedad de armas; desde arcos, hasta espadas y hachas.

-He aquí las armas usadas por los cazadores de almas.

-No seria mas fácil usar la magia, en vez de las armas.-dijo Saray pensando en algunos posibles ataques hacia ellos.

-¿Acaso crees que estas son armas normales?

-Lo parecen.-dijo ella mientras miraba a Ángel.

El muchacho negó con la cabeza mientras le dirigía una sonrisa.

-No lo son, pero lo parecen-dijo mientras le mostraba una espada-.Todas y cada una de estas armas son armas mágicas, creadas por un tipo de magos llamados Los Forjadores, los cuales son capaces no solo de moldear todo tipo de aceros y hacer que adopten la forma que deseen, sino que además, son los únicos capaces de colocar una runa con propiedades mágicas que se asemejen al cazador de almas que la use.

-Entonces son armas mágicas.

-Así es y todas y cada una de ellas se invocan mediante su nombre.

-¿Las armas tienen nombre?-pregunto Saray mientras miraba a Ángel con bastante atención.

-Si, todas las armas que usan los cazadores de armas tienen uno.-explico el muchacho mientras le tendía a Saray una espada corta con una amplia sonrisa, la cual ella acepto mirando la espada.

-Vaya,¿y esta tiene nombre?

-No, esta es un arma de entrenamiento.

-¿Y tú crees que algún día pueda empuñar un arma mágica?-pregunto ella mientras blandía la espada con torpeza.

-De momento...-dijo el moreno cuando vio que la hoja de la espada casi le rozo el rostro y la había detenido a tiempo-...usaremos armas de entrenamiento.

Tras aquellas palabras ella se sonrojo y asintió, mientras ambos salían de aquella sala para comenzar el entrenamiento.



Ian observo el cielo nocturno mientras lanzaba un suspiro debido al aburrimiento que le suponía estar vigilando la casa de la chica que Ángel había decidido entrenar porque sí.

En los auriculares de su I-pod sonaba Highway to hell de ACDC y seguía el ritmo de la música golpeando el suelo con la punta de la bota.

Sintió el suave olor de un perfume mientras seguía escuchando música y con cuidado abrió los ojos.

Se trataba de una chica que había pasado enfrente de él y le había sonreído de manera nerviosa, a lo cual Ian dedico una sonrisa suave y delicada.

<<¿Por que tardara tanto?>>se pregunto el muchacho mientras se cerraba la chaqueta de cuero negro, pues comenzaba a sentir el frío de Octubre.

Llevaban vigilando que a la chica llamada Saray, no la atacaran desde que el moreno empezó las clases en aquel institutos. Ian seguía sin entender el porque un cazador de almas como Ángel necesitaba estudiar en un instituto de humanos normales.

Pero Ian se había llevado una gran sorpresa al escuchar del chico que entre tantos humanos, había alguien a quien habían atacado sin ningún motivo, y de aquella manera Ángel, había descubierto que la chica podría ser una posible cazadora de almas.

Y allí estaba él, malhumorado, con sueño; a pesar de que eran las nueve de la noche. Pero no le gustaba sentirse cansado.

-Hora del relevo.-Una voz le sobresalto, pero la reconoció enseguida.


Se trataba de Sandro, el cual sonreía ampliamente, lo miraba lo suficientemente cerca como para poder ver que dentro de aquellos ojos de color castaño suave había un pequeño brillo de color verde.

Vestía con una camisa corta y de color roja; que resaltaba sus músculos, unos pantalones de chándal negros y unas botas marrones desgastadas, en su cuello el colgante de madera echo a mano se movió con cuidado.

-Al fin llegas.

-Lo siento tenia hambre.

-¿Y has vuelto a tu casa a comer, sabiendo que te estaba esperando?

Sandro lo miro dubitativo, pero dirigió una mirada confusa hacia el edificio en el que vivía la chica.

-¿Hueles eso?-pregunto Sandro mientras observaba a Ian con curiosidad, como si quisiera hacerle percatar de algo de lo que no se había dado cuenta hasta el momento.

Ian inhalo un poco de aire, pero seguía sin encontrarle sentido a lo que fuera que Sandro decía que había en el aire, pero debía fiarse de el puesto que en esos casos era mejor fiarse de su olfato.

-¿A que huele?-pregunto.

-A demonio, pero a la vez a espíritu.

-Eso es imposible, llevo aquí todo el día y no ha habido nadie sospechoso en este lugar, el olor a demonio no se puede ir así como así.

-A menos que alguien haya pasado antes.-la mirada de Sandro se clavo en el muchacho.

Entonces Ian ato los cabos los sueltos y se dio un golpe en la frente con la palma abierta.

-Mierda, como no me di cuenta antes, aquella tía.-dijo mientras sacaba su cadena del bolsillo y se dirigía al edificio cruzando la calle a toda prisa, seguido de Sandro.



En la azotea de aquel edificio, la sombra pudo observar bajo su yelmo el campo de golf donde los humanos practicaban aquel deporte.

Durante años había sido esclavizado junto a sus hermanos por aquellos hombres, los cuales habían grabado en sus almas inmortales el sello de la esclavitud y se veían forzados a hacer lo que ellos deseasen.

Y por aquella misma razón se encontraba el allí, montado sobre un corcel rojo como la sangre, con la crin encendida en llamas del mismísimo infierno, aguardaba a una señal; la señal con la cual todo comenzaría.

Pudo ver a dos personas cruzar a prisa la calle e introducirse en un edificio mientras el observaba con calma él cielo nocturno y estrellado.

-Ven.-susurro con una voz de ultratumba y en el cielo comenzaron a grabarse letras de fuego que descendieron hasta el edificio que tenia enfrente, y las cuales solo podrían ver aquellos cualificados con el don de la magia.

Pronto escucho un desgarrador sonido y en la azotea de aquel edificio comenzaron a alzarse extrañas criaturas deformes.


Sandro llego a la azotea donde la peste a demonio era aun mas fuerte y trato de abrir la puerta de manera normal, pero no pudo y decidió emplear la fuerza, cogió aire y se lanzo contra la puerta derribándola del todo.

-Mierda.-dijo cuando vio que frente a ellos se encontraba una horda de demonios con forma humanoide, pero en vez de dedos tenían garras de color negras como el azabache, en lugar de tener dientes sus bocas mostraban largos y aterradores colmillos que estaban acompañados de una larga lengua bífida.

-Son demonios Abigor.-dijo Ian mientras empuñaba con fuerza la cadena y lanzaba al aire un manotazo rápido con el cual dibujo una runa de silencio, para que los humanos no sintieran aquella batalla en plena noche.

-¿Si vienen a por la chica, entonces porque están en la azotea?-pregunto Sandro mientras lanzaba un puñetazo a uno de los demonios que se abalanzaba sobre el dispuesto a acuchillarle con las zarpas.

El golpe impacto en el cráneo del demonio explotándolo en mil pedazos y Sandro retrocedió el brazo rápidamente para evitar que la sangre del demonio le rozase, ya que sabia que aquella sangre ardía como si de ácido se tratase.

Ian agarro la cadena de su bolsillo derecho con demasiada fuerza mientras la lanzaba hacia uno de los demonios que se abalanzaba hacia Sandro en un intento de atacarle por la espalda. La cadena se enrosco en el pie del demonio, e Ian tiro con fuerza hacia el suelo, logrando con aquello que el cuerpo del demonio impactara contra el suelo.

-Seguramente, quien los haya invocado aun piensa que la chica esta en este edificio.

-¿Y no lo esta?-pregunto Sandro mientras apartaba a otro demonio con una patada frontal que impacto contra el pecho de la criatura y esta retrocedió mientras lanzaba una especie de rugido desde su boca.

-Esta con Ángel, creo que aun la estaba entrenando.-dijo Ian de manera apurada mientras se enroscaba rápidamente la cadena en el brazo impidiendo así que los colmillos de uno de los demonios Abiron se clavasen en su brazo-. Vaya mierda.

Tras aquello el muchacho rubio escribió rápidamente una runa en el aire y una llamarada azul impacto contra el cuerpo del demonio, quemándolo de arriba a abajo en un instante.

-Esas llamas los queman.-dijo Sandro sorprendido.

-Así es, por esa razón la invocare.-tras decir esas palabras Ian se aparto de los demonios mientras dejaba caer al suelo su cadena, la cual parecía no acabarse nunca.

Con ella Sandro pudo ver que dibujaba en el suelo una especie de estrella invertida mientras volvía a escribir una runa en el aire.

-Paenitentiam.-Tras esas palabras la estrella de metal ardió en la misma clases de llamas que antes el chico rubio había invocado; Sandro asombrado pudo ver como las llamas y el metal parecían fundirse en uno formando una lanza de fuego que pronto dejo de arder en aquel azulado fuego.

Ian rápidamente empuño el arma mientras apuntaba con ella a varios demonios; Se trataba de una lanza que irradiaba luz caliente, encendida en llamas azules, con varias cadenas cayendo suavemente como un adorno, y con el bastón que agarraba su ardiente filo, de color dorado.

Uno de los demonio corrió hacia el de manera que Sandro no lo pudo evitar, pero pronto aquel ser humanoide fue atravesado de par a par, siendo incinerado en fuego azul en el acto.

-Menos mal, se me ha quitado el aburrimiento.-dijo el muchacho mientras sonreía de manera satisfactoria.


Ángel miro a Saray con preocupación; acababan de finalizar el entrenamiento y habían vuelto al edificio de la chica, sin embargo aquella peste a azufre hizo que Ángel se preocupase demasiado.

Echo un rápido vistazo a aquel lugar y no encontró ni rastro, de Ian o Sandro, los cuales deberían encontrarse allí haciendo guardia.

-¿Que sucede, Ángel?-pregunto la chica mirando al moreno.

-Han decidido atacar.-dijo el muchacho mientras en el aire comenzó a escribir una runa que al finalizarla levanto una gran neblina alrededor de todo el edificio.

-¿Que haces?

-No querrás que tu familia vea demonios, verdad?

Saray pensó por un momento y la idea de Ángel le pareció adecuada, pronto vio como el chico le tendía algo en la manos y ella lo miraba confusa.

-¿Que es?-pregunto.

-Un amuleto protector, si te van a atacar automáticamente creara un escudo mágico contra seres del submundo.-le respondió el muchacho mientras hacia aparecer en el aire con un chasquido tres espadas, dos de ellas cortas y una larga.

-¿Y eso?-pregunto mirando las armas.

-Habrá que defenderse, digo yo.

La muchacha lo miro, el rostro de Ángel era exactamente igual de calmado que las veces que lo había visto enfrentarse a criaturas del submundo.

Observo el amuleto y vio que se trataba de una pulsera de cuero, bordeada con motivos de flores y en cada flor una especie de diamante incrustado en el centro, no se lo diría en aquel momento; pero el amuleto le encantaba. Tras eso empuño una de las espadas cortas, y miro al chico, el cual se había colocado la espada larga a la espalda introducida en su vaina, y la corta la llevaba en la mano derecha.

-Tomate esto como un entrenamiento especial.-dijo Ángel mientras la miraba sonriendo levemente.

-Lo haré.-la voz de Saray sonó fuerte y decidida mientras empuñaba con fuerza la espada.


-Ven.-Dijo una voz a las espaldas de ambos chicos.

Saray trago saliva, aquella voz sonaba extraña, era como un ruido metálico, pero a la vez como de ultratumba, poco a poco se giro; escuchando el ruido de los cascos de un caballo, o al menos eso le pareció a ella.

Allí montado sobre un corcel rojo como la sangre, con la crin encendida en llamas, vestido con una armadura completamente negra, y oculto bajo un yelmo, se encontraba un hombre; empuñando una espada larga y pesada, cuya empuñadura tenia forma de calavera.

-Cuando abrió el segundo sello, oí al segundo ser viviente que decía: "Ven". Entonces salió otro caballo, rojo; al que lo montaba se le concedió quitar de la tierra la paz para que se degollaran unos a otros; se le dio una espada grande-Dijo Ángel mientras agarraba a Saray del hombro y la miraba serio-.Corre y busca a los chicos que te salvaron el otro día...diles que anulen el portal del infierno, debe estar en alguna parte del edificio, solo así se marcharan los demonios.

-¿Y tú que vas a hacer?-pregunto Saray mirándolo nerviosa mientras retrocedía un par de pasos.

-Entretener a este tío.-dijo el muchacho mientras desenvainaba la espada larga agarrándola con la mano que tenia libre.

-No quiero dejarte solo.

-¡Tu familia es mas importante, recuerda esto Saray!-dijo el chico alzando la voz-¡Un cazador de almas da su vida si es necesario por las cosas que le importan!

Saray anonadada observo al muchacho, este acababa de alzar la voz, pensó por un momento que tenia miedo, pero el chico seguía allí plantado de pie empuñando las dos espadas de manera seria mientras observaba de reojo a la chica con aquellos ojos castaños que siempre expresaban felicidad, sin embargo ahora expresaban preocupación y a su vez seriedad.

La chica sin embargo empuño con fuerza la espada corta y se dirigió al edificio corriendo lo mas rápido que podía.

<<Ni te atrevas a morirte>>pensó ella mientras entraba en el edificio.