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“Cuando abrió el segundo
sello.”
Alexia
observo a Nate mientras este se giraba, ella sabia que probablemente
no se volverían a ver jamas, la discusión de los dos había sido lo
suficientemente fuerte como para separarlos para siempre.
Y entonces cuando el se iba,
ella pudo ver tatuado en su hombro derecho el dibujo de una serpiente
devorándose a si misma.
-Uróboros.-dijo ella bastante
sorprendida.
Y así Saray dejo de escribir,
agarro los folios y leyó una y otra vez el ultimo párrafo escrito;
se le había ocurrido por la noche y por aquella razón había puesto
el despertador a las de la mañana para escribir aquel capitulo antes
de ir a clase.
Dejo los folios sobre su
escritorio y mordisqueo la tapa del bolígrafo durante unos segundos.
Luego observo por la ventana; por donde pudo ver como los primeros
rayos de sol comenzaban a bañar con su luz un nuevo día y sonrío
ampliamente.
Se preparo para ir a clase en
coche, su madre se sorprendió bastante al notar que su hija Saray
estaba despierta y lista para ir al instituto,-No recordaba ninguna
ocasión en la que su hija pareciera tan entusiasmada por ir a
clase-.
-Oye Saray,¿Hay algo importante
hoy en el instituto?-pregunto su madre extrañada.
-No, que yo sepa.-Vacilo ella en
decir; sin embargo si que había algo importante ese día en el
instituto.
Se trataba de que allí recibiría
su primera clase de adiestramiento como cazadora de almas.
-Bueno pues despierta a tu hermana
Bea y desayunad, que en veinte minutos nos marchamos..Su madre no
había terminado de hablar cuando del baño salio su hija Beatriz,
con el pelo castaño suelto y preparada para ir a clase.
-Esto ya me parece raro.
-Me despertó Saray a las seis y
media para que me preparase.-se quejo la niña mientras se cruzaba de
brazos y miraba con enfado a su hermana.
Y sin embargo Saray solamente le
dedico una sonrisa y comenzó a pasear por la estancia, silenciosa.
Pudo ver que en la habitación de
al lado se encontraba su hermana Estefanía, se encontraba durmiendo
tranquilamente, ella ni siquiera se había dado cuenta la noche
anterior de que su hermana había llegado. Con sigilo paso por
delante de la habitación y de frente se encontró con la cuna de su
hermano pequeño Víctor, el cual dormía profundamente.
Una vez su hermana y ella habían
desayunado, su madre las llevo en coche hasta Telde, Saray tuvo que
pararse antes que su hermana Bea para llegar a tiempo a clase y el
resto del camino lo hizo a pie.
Cuando llego al instituto pudo ver
que aun quedaba gente entrando y que no llegaría tarde en aquella
ocasión, y eso le gustaba.
Cuando entro en el instituto busco
con la mirada al muchacho moreno, pero no lo encontró y se extraño
bastante, sin embargo pensó que ya se encontraría en clase.
Subió las escaleras del primer
piso y desde allí pudo escuchar una melodía tocada a piano, le
sonaba bastante, seguramente seria de algún grupo de música
antiguo, pero aun así la música seguía sonando en todo el
instituto.
La chica pudo ver como varias de
las chicas corrían hacia el ultimo piso.
-Tía tienes que ver lo bien que
toca el piano.
-¿Y has visto la guitarra?-Decían
algunas chicas mientras subían a toda prisa por las escaleras.
<<¿Quien traería un piano
y una guitarra al instituto?>>Pensó Saray mientras aceleraba
el paso hasta el ultimo piso y una vez allí pudo ver que casi todo
el instituto se reunía en la puerta de su clase; la gran mayoría
eran chicas.
Una vez allí comenzó a escuchar
la voz del moreno, este estaba cantando una canción que ya le sonaba
bastante, se trataba de Don`t Stop Me Now, del grupo Queen.
Tonight I'm gonna have myself a
real good time
I feel alive and the world
turning inside out Yeah!
And floating around in ecstasy
So don't stop me now don't stop
me
'Cause I'm having a good time
having a good time
Cantaba el muchacho con una voz
bastante melodiosa mientras, pudo observar Saray entra la multitud de
la gente que tocaba las teclas del piano con suavidad y mimo,
haciendo que la melodía de aquel instrumento acompañase su voz.
Al comenzar la segunda estrofa el
muchacho comenzó a tocar las teclas con mayor velocidad y cantaba
bastante motivado, haciendo así que casi todo el mundo comenzara a
dar palmadas siguiendo el ritmo de la música.
I'm a shooting star leaping
through the sky
Like a tiger defying the laws
of gravity
I'm a racing car passing by
like Lady Godiva
I'm gonna go go go
There's no stopping me
I'm burning through the sky
Yeah!
Two hundred degrees
That's why they call me Mister
Fahrenheit
I'm trav'ling at the speed of
light
I wanna make a supersonic man
out of you
Don't stop me now I'm having
such a good time
I'm having a ball don't stop me
now
If you wanna have a good time
just give me a call
Don't stop me now ('cause I'm
havin' a good time)
Don't stop me now (yes I'm
havin' a good time)
I don't want to stop at all
En el instante que termino de
cantar esa parte el chico agarro una guitarra eléctrica que se
encontraba en el lado derecho de la mesa del profesor conectado a un
altavoz y comenzó a hacer un solo de guitarra mientras saltaba sobre
una sola pierna, lo que hizo que varios chicos lanzaran exclamaciones
de admiración, pero donde mas le animo la gente fue cuando se había
colocado la guitarra detrás de la cabeza y tocaba con la guitarra
así.
Saray advirtió pronto que los
ojos del moreno estaban clavados en ella y le dedico una sonrisa
mientras seguía tocando la guitarra la cual dejo nuevamente y con
gran velocidad al lado de la mesa para volver a tocar el teclado que
estaba en la mesa del profesor y cantar nuevamente de manera mas
animada.
I'm a rocket ship on my way to
Mars
On a collision course
I am a satellite I'm out of
control
I am a sex machine ready to
reload
Like an atom bomb about to
Oh oh oh oh oh explode
I'm burning through the sky
Yeah!
Two hundred degrees
That's why they call me Mister
Fahrenheit
I'm trav'ling at the speed of
light
I wanna make a supersonic woman
of you
Don't stop me don't stop me
Don't stop me hey hey hey!
Don't stop me don't stop me ooh
ooh ooh (I like it)
Don't stop me don't stop me
Have a good time good time
Don't stop me don't stop me Ah
I'm burning through the sky
Yeah!
Two hundred degrees
That's why they call me Mister
Fahrenheit
I'm trav'ling at the speed of
light
I wanna make a supersonic man
out of you
Don't stop me now I'm having
such a good time
I'm having a ball don't stop me
now
If you wanna have a good time
just give me a call
Don't stop me now ('cause I'm
havin' a good time)
Don't stop me now (yes I'm
havin' a good time)
I don't want to stop at all
Una
vez dejo de tocar el teclado la gente que se encontraba en aquel
lugar lanzo vítores de admiración hacia el muchacho el cual pareció
enrojecer levemente, mas de una chica había gritado algún que otro
piropo, pero en ese aspecto el chico había pasado olímpicamente de
todo.
Pronto un profesor se levanto de
la mesa en la que se encontraba y alzo las manos mirando a los
alumnos.
-Muy bien, se acabo el
espectáculo, los alumnos que no sean de esta clase que se marchen de
una vez a sus respectivas aulas.
La voz del profesor hizo que todos
los alumnos; se dirigiesen a sus clases de bastante mal humor; sin
embargo a Saray le permitió aquel gesto poder entrar al fin a clase.
Pudo ver que en el sitio donde
normalmente se sentaba Estrella se encontraba Ángel, el cual había
dejado su teclado y la guitarra eléctrica al fondo de la clase en
unos estuches.
-Buenos días.-dijo el mientras la
miraba sonriendo.
-Buenos días, estrella del
rock.-bromeo ella mientras miraba al chico con una sonrisa bastante
amplia y dejo su malta en el respaldo de la silla, sentándose ella a
su lado.
-¿Que te ha parecido?
-Que tienes unos gustos musicales
muy anticuados.
-¿En serio?
-Pues si.-Tras decir eso los dos
jóvenes estallaron en risas mientras se giraban hacia adelante para
poder prestar atención a clase.
-Por cierto.-susurro el moreno-.A
la hora del recreo, empezaran tus clases.
Saray lo miro y asintió mientras
sonreía ampliamente.
El tiempo paso bastante lento, en
las dos primeras clases Ángel había estado por los pasillos del
instituto esquivando a un grupo de chicas que no lo dejaban en paz, y
ella se había quedado en clase esperando a la llegada del profesor,
hasta que Rosemarie y Estrella fueron hasta donde ella se encontraba
y la miraron sonriendo de manera cómplice.
-¿Que pasa?-pregunto ella
nerviosa mientras miraba a las chicas.
-No te hagas la sueca Saray.-dijo
Rosemarie mientras la miraba seria.
-¿Sobre que debería hacerme la
sueca?
-Sobre Ángel y tu.-respondió
Estrella, con una amplia sonrisa.
-¿Ángel y yo?
-No te hagas la tonta, sabemos que
te gusta.-la voz de Rosemarie sonaba entre burlona y divertida.
Saray enrojeció de vergüenza, a
ella no le gustaba Ángel, sin embargo era normal que sus amigas lo
pensaran ya que el muchacho era demasiado atento con ella; normal
después de haberla salvado dos veces de peligrosas criaturas del
submundo.
-Es normal que te sientas atraída
hacia él, ya que siempre esta pendiente de ti.-dijo Estrella
mientras la miraba con una sonrisa comprensiva.
-Pero es que a mi no me gusta
Ángel.-dijo ella mientras las miraba a los dos a los ojos.
Las dos muchachas se miraron entre
ellas y sonrieron.
-Es posible, que nos hayamos
confundido, lo sentimos Saray.-decía Estrella disculpándose en
nombre de las dos, las chicas tomaron asiento al ver que por la
puerta entraba el profesor de Lengua y Literatura, el cual había
dicho que se relajasen todos.
Ángel entro varios minutos mas
tarde acompañado del director del centro; el cual sonreía
ampliamente.
-Este muchacho se encontraba
hablando conmigo.-dijo el director mientras seguía sonriendo y Ángel
se despedía de él con un apretón de manos y se dirigía a su
asiento al lado de Saray.
-¿Ya te has echo amigo del
director?
-Probablemente.-rió el muchacho
con ganas, pero el profesor de Lengua y Literatura lo fulmino con
una inquietante mirada.
-¿Que es tan divertido señor
Suárez?-pregunto este dirigiéndole una mirada iracunda.
-Absolutamente nada, señor,
siento haberme reído.-se disculpo el moreno mientras observaba a
aquel hombre con cuidado y tranquilidad.
Tras la clase de Lengua y
Literatura; a la cual Saray no pudo atender lo suficiente por culpa
de lo que Rosemarie y Estrella le habían comentado.
¿Por que pensarían que le
gustaba Ángel?
-Oye Saray.-la voz de Irus la saco
de su ensimismamiento y le contemplo con curiosidad.
-Dime Irus, lo siento, estaba en
mi mundo.-se disculpo la muchacha.
-Te he dicho que si ibas a bajar
al patio.
-No hoy no, no me encuentro bien y
ademas tengo que hablar con Ángel de un asunto.-dijo ella mientras
observaba al moreno, el cual se encontraba en la pizarra agarrando la
tiza y escribiendo sobre ella varias canciones de Queen y de
Linkin Park y a la cual mas de uno prestaba atención.
-Ahora entiendo, el porque decían
esas cosas Rose y Estrella.-dijo Irus sonriendo.
-¿Que cosas?-pregunto ella
sobresaltada.
-Que Ángel te gusta.
-No me gusta Ángel-dijo ella
apunto de cogerse un ataque de rabia, sin embargo pudo ver que Irus
la miraba sereno como siempre que ella necesitaba que alguien la
creyese-.Irus por favor créeme.
-te creo.-dijo el muchacho con una
sonrisa y se despidió de ella con la mano mientras se dirigía al
patio.
Pronto el aula se vació por
completo y Ángel y Saray se quedaron completamente solos.
-Bueno pues eso, ¿estas
preparada?-dijo el chico mientras sacaba de su bolsillo el mismo
reloj plateado de la ultima vez.
-Lo estoy.-dijo ella sonriendo,
bastante motivada.
-Pues allá vamos.-la voz de Ángel
sonó bastante suave y cálida mientras apretaba aquel botón del
reloj plateado y una luz del mismo color los rodeaba a los dos,
trasladándolos a la habitación en la cual Ángel le había
explicado sobre el origen de su posible capacidad mágica.
Cuando Saray abrió los ojos se
vio en el interior de un circulo bastante amplio creado con llamas de
color azul, frente a ella se encontraba Ángel, vestido con la
gabardina negra que solía usar como cazador de almas, unos
pantalones oscuros y unas botas negras.
-¿Cuando te has
cambiado?-pregunto ella, pero pronto sintió una ligera tela que se
acoplaba a su cuerpo con bastante soltura.
-Nos ha cambiado la magia, lo tuve
preparado anoche, en cuanto llegáramos, puesto que disponíamos de
cuarenta y cinco minutos de recreo decidí que usaríamos el equipo
de entrenamiento, ropa cómoda.-dijo el mientras se quitaba la
gabardina dejando ver una camisa corta de color blanco.
-Pero yo no se usar magia.-dijo
ella mientras miraba el conjunto; se trataba de una camisa corta
negra ceñida y bastante cómoda y un pantalón largo del mismo
color, acompañado de unas botas negras.
-Los cazadores de almas no todos
saben usar la magia, entre ellos hay Licántropos, vampiros,
nigromantes, y demás razas del submundo-dijo el muchacho mientras se
acercaba a ella y agarraba sus manos colocándola en una posición
defensiva de algún arte marcial-.Pero antes de aprender a usar la
magia, me gustaría enseñarte a defenderte cuerpo a cuerpo y con
armas, luego, aprenderás a usar la magia.
-Vale.-dijo ella, no esperaba que
los cazadores de almas supiesen luchar cuerpo a cuerpo, ya que, al
único que había visto de aquella manera había sido al chico que
impidió que Morgana la matase y la había cogido por el cuello.
Durante varios día Ángel la
entrenaba de manera suave, pero cada vez que ella le iba a atacar con
un golpe directo el muchacho siempre la detenía una y otra vez, y
Saray comprendió que si aquello hubieran sido luchas en serio,
habría muerto muchas veces. Pero Ángel no hacia ningún comentario
al respecto de lo que la muchacha hacia mal, mas bien le mostraba que
siempre había otros caminos, y de esos errores la muchacha aprendía.
Ella se obligaba en secreto, a
subir a la azotea de su casa a entrenarse duramente hasta caer
agotada.
Y así pasaron los días, hasta
que por fin pudo vencerlo, y aquella sonrisa del muchacho se le quedo
grabada en la memoria a la chica.
Había sucedido todo de manera
bastante rápida, el muchacho había realizado hacia ella una finta,
amagando de ir hacia el lado derecho, para luego golpear con una
patada por el lado izquierdo, pero ella interpuso su brazo bloqueando
así el golpe del muchacho e impidiendo de susodicha manera que el
ataque avanzara mas.
En ese instante la muchacha había
girado sobre si misma y haciendo de aquella forma un barrido con el
chico, el cual cayó al suelo bastante sorprendido.
-Vaya estoy impresionado.-dijo el
muchacho cuando la miro.
-Gracias, pero no ha sido para
tanto.-dijo ella ruborizándose.
-Me has bloqueado, y luego me has
vencido con un barrido, creo que eso es digno de admiración Saray.
-Me alegra.
-Bueno, pues ahora es momento de
enseñarte a luchar con armas.-dijo el muchacho, chasqueando los
dedos y el circulo de fuego azul alrededor de ellos desapareció por
completo y Ángel la llevo hacia una puerta que se encontraba el uno
de los laterales de la sala en la cual había una gran variedad de
armas; desde arcos, hasta espadas y hachas.
-He aquí las armas usadas por los
cazadores de almas.
-No seria mas fácil usar la
magia, en vez de las armas.-dijo Saray pensando en algunos posibles
ataques hacia ellos.
-¿Acaso crees que estas son armas
normales?
-Lo parecen.-dijo ella mientras
miraba a Ángel.
El muchacho negó con la cabeza
mientras le dirigía una sonrisa.
-No lo son, pero lo parecen-dijo
mientras le mostraba una espada-.Todas y cada una de estas armas son
armas mágicas, creadas por un tipo de magos llamados Los Forjadores,
los cuales son capaces no solo de moldear todo tipo de aceros y hacer
que adopten la forma que deseen, sino que además, son los únicos
capaces de colocar una runa con propiedades mágicas que se asemejen
al cazador de almas que la use.
-Entonces son armas mágicas.
-Así es y todas y cada una de
ellas se invocan mediante su nombre.
-¿Las armas tienen
nombre?-pregunto Saray mientras miraba a Ángel con bastante
atención.
-Si, todas las armas que usan los
cazadores de armas tienen uno.-explico el muchacho mientras le tendía
a Saray una espada corta con una amplia sonrisa, la cual ella acepto
mirando la espada.
-Vaya,¿y esta tiene nombre?
-No, esta es un arma de
entrenamiento.
-¿Y tú crees que algún día
pueda empuñar un arma mágica?-pregunto ella mientras blandía la
espada con torpeza.
-De momento...-dijo el moreno
cuando vio que la hoja de la espada casi le rozo el rostro y la había
detenido a tiempo-...usaremos armas de entrenamiento.
Tras aquellas palabras ella se
sonrojo y asintió, mientras ambos salían de aquella sala para
comenzar el entrenamiento.
Ian observo el cielo nocturno
mientras lanzaba un suspiro debido al aburrimiento que le suponía
estar vigilando la casa de la chica que Ángel había decidido
entrenar porque sí.
En los auriculares de su I-pod
sonaba Highway to hell de ACDC y seguía el ritmo de la música
golpeando el suelo con la punta de la bota.
Sintió el suave olor de un
perfume mientras seguía escuchando música y con cuidado abrió los
ojos.
Se trataba de una chica que había
pasado enfrente de él y le había sonreído de manera nerviosa, a lo
cual Ian dedico una sonrisa suave y delicada.
<<¿Por que tardara
tanto?>>se pregunto el muchacho mientras se cerraba la chaqueta
de cuero negro, pues comenzaba a sentir el frío de Octubre.
Llevaban vigilando que a la chica
llamada Saray, no la atacaran desde que el moreno empezó las clases
en aquel institutos. Ian seguía sin entender el porque un cazador de
almas como Ángel necesitaba estudiar en un instituto de humanos
normales.
Pero Ian se había llevado una
gran sorpresa al escuchar del chico que entre tantos humanos, había
alguien a quien habían atacado sin ningún motivo, y de aquella
manera Ángel, había descubierto que la chica podría ser una
posible cazadora de almas.
Y allí estaba él, malhumorado,
con sueño; a pesar de que eran las nueve de la noche. Pero no le
gustaba sentirse cansado.
-Hora del relevo.-Una voz le
sobresalto, pero la reconoció enseguida.
Se trataba de Sandro, el cual sonreía
ampliamente, lo miraba lo suficientemente cerca como para poder ver
que dentro de aquellos ojos de color castaño suave había un pequeño
brillo de color verde.
Vestía con una camisa corta y de color roja;
que resaltaba sus músculos, unos pantalones de chándal negros y
unas botas marrones desgastadas, en su cuello el colgante de madera
echo a mano se movió con cuidado.
-Al fin llegas.
-Lo siento tenia hambre.
-¿Y has vuelto a tu casa a comer, sabiendo que
te estaba esperando?
Sandro lo miro dubitativo, pero dirigió una
mirada confusa hacia el edificio en el que vivía la chica.
-¿Hueles eso?-pregunto Sandro mientras
observaba a Ian con curiosidad, como si quisiera hacerle percatar de
algo de lo que no se había dado cuenta hasta el momento.
Ian inhalo un poco de aire, pero seguía sin
encontrarle sentido a lo que fuera que Sandro decía que había en el
aire, pero debía fiarse de el puesto que en esos casos era mejor
fiarse de su olfato.
-¿A que huele?-pregunto.
-A demonio, pero a la vez a espíritu.
-Eso es imposible, llevo aquí todo el día y
no ha habido nadie sospechoso en este lugar, el olor a demonio no se
puede ir así como así.
-A menos que alguien haya pasado antes.-la
mirada de Sandro se clavo en el muchacho.
Entonces Ian ato los cabos los sueltos y se dio
un golpe en la frente con la palma abierta.
-Mierda, como no me di cuenta antes, aquella
tía.-dijo mientras sacaba su cadena del bolsillo y se dirigía al
edificio cruzando la calle a toda prisa, seguido de Sandro.
En la azotea de aquel edificio, la sombra
pudo observar bajo su yelmo el campo de golf donde los humanos
practicaban aquel deporte.
Durante años había sido esclavizado junto
a sus hermanos por aquellos hombres, los cuales habían grabado en
sus almas inmortales el sello de la esclavitud y se veían forzados a
hacer lo que ellos deseasen.
Y por aquella misma razón se encontraba el
allí, montado sobre un corcel rojo como la sangre, con la crin
encendida en llamas del mismísimo infierno, aguardaba a una señal;
la señal con la cual todo comenzaría.
Pudo ver a dos personas cruzar a prisa la
calle e introducirse en un edificio mientras el observaba con calma
él cielo nocturno y estrellado.
-Ven.-susurro con una voz de ultratumba y en
el cielo comenzaron a grabarse letras de fuego que descendieron hasta
el edificio que tenia enfrente, y las cuales solo podrían ver
aquellos cualificados con el don de la magia.
Pronto escucho un desgarrador sonido y en la
azotea de aquel edificio comenzaron a alzarse extrañas criaturas
deformes.
Sandro llego a la azotea donde la peste a
demonio era aun mas fuerte y trato de abrir la puerta de manera
normal, pero no pudo y decidió emplear la fuerza, cogió aire y se
lanzo contra la puerta derribándola del todo.
-Mierda.-dijo cuando vio que frente a ellos se
encontraba una horda de demonios con forma humanoide, pero en vez de
dedos tenían garras de color negras como el azabache, en lugar de
tener dientes sus bocas mostraban largos y aterradores colmillos que
estaban acompañados de una larga lengua bífida.
-Son demonios Abigor.-dijo Ian mientras
empuñaba con fuerza la cadena y lanzaba al aire un manotazo rápido
con el cual dibujo una runa de silencio, para que los humanos no
sintieran aquella batalla en plena noche.
-¿Si vienen a por la chica, entonces porque
están en la azotea?-pregunto Sandro mientras lanzaba un puñetazo a
uno de los demonios que se abalanzaba sobre el dispuesto a
acuchillarle con las zarpas.
El golpe impacto en el cráneo del demonio
explotándolo en mil pedazos y Sandro retrocedió el brazo
rápidamente para evitar que la sangre del demonio le rozase, ya que
sabia que aquella sangre ardía como si de ácido se tratase.
Ian agarro la cadena de su bolsillo derecho con
demasiada fuerza mientras la lanzaba hacia uno de los demonios que se
abalanzaba hacia Sandro en un intento de atacarle por la espalda. La
cadena se enrosco en el pie del demonio, e Ian tiro con fuerza hacia
el suelo, logrando con aquello que el cuerpo del demonio impactara
contra el suelo.
-Seguramente, quien los haya invocado aun
piensa que la chica esta en este edificio.
-¿Y no lo esta?-pregunto Sandro mientras
apartaba a otro demonio con una patada frontal que impacto contra el
pecho de la criatura y esta retrocedió mientras lanzaba una especie
de rugido desde su boca.
-Esta con Ángel, creo que aun la estaba
entrenando.-dijo Ian de manera apurada mientras se enroscaba
rápidamente la cadena en el brazo impidiendo así que los colmillos
de uno de los demonios Abiron se clavasen en su brazo-. Vaya mierda.
Tras aquello el muchacho rubio escribió
rápidamente una runa en el aire y una llamarada azul impacto contra
el cuerpo del demonio, quemándolo de arriba a abajo en un instante.
-Esas llamas los queman.-dijo Sandro
sorprendido.
-Así es, por esa razón la invocare.-tras
decir esas palabras Ian se aparto de los demonios mientras dejaba
caer al suelo su cadena, la cual parecía no acabarse nunca.
Con ella Sandro pudo ver que dibujaba en el
suelo una especie de estrella invertida mientras volvía a escribir
una runa en el aire.
-Paenitentiam.-Tras
esas palabras la estrella de metal ardió en la misma clases de
llamas que antes el chico rubio había invocado; Sandro asombrado
pudo ver como las llamas y el metal parecían fundirse en uno
formando una lanza de fuego que pronto dejo de arder en aquel azulado
fuego.
Ian
rápidamente empuño el arma mientras apuntaba con ella a varios
demonios; Se trataba de una
lanza que irradiaba luz caliente, encendida
en llamas azules, con varias cadenas cayendo suavemente como un
adorno, y con el bastón que agarraba su ardiente filo, de color
dorado.
Uno
de los demonio corrió hacia el de manera que Sandro no lo pudo
evitar, pero pronto aquel ser humanoide fue atravesado de par a par,
siendo incinerado en fuego azul en el acto.
-Menos
mal, se me ha quitado el aburrimiento.-dijo el muchacho mientras
sonreía de manera satisfactoria.
Ángel
miro a Saray con preocupación; acababan de finalizar el
entrenamiento y habían vuelto al edificio de la chica, sin embargo
aquella peste a azufre hizo que Ángel se preocupase demasiado.
Echo
un rápido vistazo a aquel lugar y no encontró ni rastro, de Ian o
Sandro, los cuales deberían encontrarse allí haciendo guardia.
-¿Que
sucede, Ángel?-pregunto la chica mirando al moreno.
-Han
decidido atacar.-dijo el muchacho mientras en el aire comenzó a
escribir una runa que al finalizarla levanto una gran neblina
alrededor de todo el edificio.
-¿Que
haces?
-No
querrás que tu familia vea demonios, verdad?
Saray
pensó por un momento y la idea de Ángel le pareció adecuada,
pronto vio como el chico le tendía algo en la manos y ella lo miraba
confusa.
-¿Que
es?-pregunto.
-Un
amuleto protector, si te van a atacar automáticamente creara un
escudo mágico contra seres del submundo.-le respondió el muchacho
mientras hacia aparecer en el aire con un chasquido tres espadas, dos
de ellas cortas y una larga.
-¿Y
eso?-pregunto mirando las armas.
-Habrá
que defenderse, digo yo.
La
muchacha lo miro, el rostro de Ángel era exactamente igual de
calmado que las veces que lo había visto enfrentarse a criaturas del
submundo.
Observo
el amuleto y vio que se trataba de una pulsera de cuero, bordeada con
motivos de flores y en cada flor una especie de diamante incrustado
en el centro, no se lo diría en aquel momento; pero el amuleto le
encantaba. Tras eso empuño una de las espadas cortas, y miro al
chico, el cual se había colocado la espada larga a la espalda
introducida en su vaina, y la corta la llevaba en la mano derecha.
-Tomate
esto como un entrenamiento especial.-dijo Ángel mientras la miraba
sonriendo levemente.
-Lo
haré.-la voz de Saray sonó fuerte y decidida mientras empuñaba con
fuerza la espada.
-Ven.-Dijo
una voz a las espaldas de ambos chicos.
Saray
trago saliva, aquella voz sonaba extraña, era como un ruido
metálico, pero a la vez como de ultratumba, poco a poco se giro;
escuchando el ruido de los cascos de un caballo, o al menos eso le
pareció a ella.
Allí
montado sobre un corcel
rojo como la sangre, con la crin encendida en llamas, vestido con una
armadura completamente negra, y oculto bajo un yelmo, se encontraba
un hombre; empuñando una espada larga y pesada, cuya empuñadura
tenia forma de calavera.
-Cuando
abrió el segundo sello, oí al segundo ser viviente que decía:
"Ven". Entonces salió otro caballo, rojo; al que lo
montaba se le concedió quitar de la tierra la paz para que se
degollaran unos a otros; se le dio una espada grande-Dijo Ángel
mientras agarraba a Saray del hombro y la miraba serio-.Corre y busca
a los chicos que te salvaron el otro día...diles que anulen el
portal del infierno, debe estar en alguna parte del edificio, solo
así se marcharan los demonios.
-¿Y
tú que vas a hacer?-pregunto Saray mirándolo nerviosa mientras
retrocedía un par de pasos.
-Entretener
a este tío.-dijo el muchacho mientras desenvainaba la espada larga
agarrándola con la mano que tenia libre.
-No
quiero dejarte solo.
-¡Tu
familia es mas importante, recuerda esto Saray!-dijo el chico alzando
la voz-¡Un cazador de almas da su vida si es necesario por las cosas
que le importan!
Saray
anonadada observo al muchacho, este acababa de alzar la voz, pensó
por un momento que tenia miedo, pero el chico seguía allí plantado
de pie empuñando las dos espadas de manera seria mientras observaba
de reojo a la chica con aquellos ojos castaños que siempre
expresaban felicidad, sin embargo ahora expresaban preocupación y a
su vez seriedad.
La
chica sin embargo empuño con fuerza la espada corta y se dirigió al
edificio corriendo lo mas rápido que podía.
<<Ni
te atrevas a morirte>>pensó ella mientras entraba en el
edificio.